LA TEMPESTAD
Le dijo el alto cielo al mar profundo:
«Tú me quieres vencer, monstruo de cieno»
«A castigarte voy…» y en un segundo
se armó del rayo, y se lo hundió en el seno
a aquel titán que tiembla sobre el mundo.
Retorciose en su cárcel de granito
el fiero monstruo, y con violencia rara
encrespando sus olas, lanzó un grito,
y con su espuma le escupió la cara,
la inmensa cara al piélago infinito.
Comprendiendo el ruidoso cataclismo
el huracán desperezó sus alas
y convencido de su orgullo mismo
le dijo al mar: «en furia no me igualas»
y azotó las espaldas del abismo.
Con agria y estruendosa gritería
en inmensa cascada, las gaviotas
se alzaron raudas de la mar bravía,
y con sus alas por la lluvia rotas,
emblanquecieron la región vacía.
Julio Flórez