MI CASA
Oculta entre los árboles, mi casa,
bajo el denso ramaje florecido,
aparece a los ojos del que pasa
como un fragante y delicioso nido,
y hay razón; el amigo o el curioso
que a visitarme van de cuando en cuando
de mi mansión envidian el reposo,
la dulce vida y el ambiente blando.
Cinco avecillas, plena la garganta
de las más inefables melodías,
allí retozan bajo el ala santa;
mientras que para honrar sus alegrías,
el padre —un viejo ruiseñor— les canta
una canción de amor todos los días.
Julio Flórez