EN PLENO INVIERNO
Un sol blanco de octubre, un sol de hielo,
triste como la luna sobre un risco
en que la niebla amontonó su velo,
muestra a intervalos su borroso disco.
El matinal aljófar se congela
en las ramas desnudas, y la brisa
que por los campos ateridos vuela
sopla en mi faz y aléjase de prisa.
¿Por qué tienes, oh brisa, a los rigores
de esta estación tan lúgubre y helada
esencias y blanduras y rumores?
Y responde la brisa embalsamada:
—Vengo de un sitio en donde siempre hay flores;
hoy vengo de la tumba de tu amada.
Julio Flórez