COMO LAS OLAS
Pasa la onda amarilla
del revuelto Magdalena
y gime y lame la orilla
de blanda y menuda arena.
Ya se detiene, ya huye
sin recelo, sin temor;
aquí una rama destruye,
allá deshoja una flor.
Pero en su larga carrera
nunca llega a imaginar
que otra onda azul la espera,
la onda amarga del mar.
Nuestros hados, niña loca,
como aquellos olas son:
yo hallé néctar en tu boca;
tú, hiel en mi corazón.
Julio Flórez