¡OH FRANCIA!
I
El Káiser asaltó tu territorio,
roturándolo a golpe de metralla;
¡en polvo y humo convirtió el emporio
y la campiña en campo de batalla!
Recio hacedor de escombros y desiertos,
inexorable segador de vidas,
abona con pirámides de muertos
tus extensas comarcas combatidas.
Pronto, de nuevo, allí, sembrará el grano
que ayer no más dejó bien satisfecho
su exhausta troje... El próximo verano
dorará el trigo en la región deshecha;
sí, pero entonces... ¡el Nerón germano
sabrá cómo se pierde una cosecha!
II
Oh Francia, ¿espejo colosal del mundo?
mira: pendientes todas las naciones
están de tu heroísmo sin segundo,
como de tus reveses y aflicciones.
¡A manera de un vivo acantilado,
la teutónica mar ronca y enhiesta
rechazas hoy con brío inusitado,
rígido el puño y pálida la testa!
Ya la idea es legión temible: ahora,
que ante la avilantez del enemigo
y ante su corpulencia destructora,
paras el reto armada del castigo,
la Democracia entera se incorpora
para triunfar... ¡o perecer contigo!
Julio Flórez