EL ZEPPELÍN
En el mar de la atmósfera de un cetáceo
descomunal, avanza, oscila, sube,
y boga en el crepúsculo violáceo
de la tiniebla en pos, como una nube.
Es un enorme Zeppelín, —invento
prodigioso del hombre—. Aérea nave
acreedora al azul del firmamento,
asombro de aquilón, pasmo del ave.
En su marcha espectral no deja rastros;
¿a dónde va? ¿tal vez a las inmensas
y recónditas playas de los astros?
¡Ay! Que respondan los humanos seres
que habitan las ciudades indefensas:
¿los ancianos? ¿los niños? ¡las mujeres!
Julio Flórez