CXX
Le aserraron el cráneo
le estrujaron los sesos,
y el corazón ya frío
le arrancaron del pecho.
Todo lo examinaron
los oficiales médicos...
mas la causa no hallaron
de la muerte de Pedro;
de aquel soñador pálido
que escribió tanto versos
como el espacio, azules,
y como el mar, acerbos.
Oíd, cuando yo muera
cuando sucumba, ¡oh médicos!
no me aserréis el cráneo,
ni me estrujéis los sesos
ni el corazón, ya frío,
me arrebatéis del pecho...
Hasta el alma no llega
jamás el escalpelo...
pues mi mal es el mismo,
es el mismo de Pedro:
De aquel soñador pálido
que escribió tantos versos,
como el espacio, azules,
¡y como el mar acerbos!
Julio Flórez