LXXI
Yo soy como esas olas gigantescas
que, sobre el lomo enorme
del monstruo azul, se agitan y retuercen,
y van rodando sin saber adónde.
Yo soy como esas negras tempestades
que obscurecen el orbe,
y como inmensas furias desgreñadas
lloran mientras, los ámbitos recorren.
Yo soy como esos rudos huracanes
que, en las obscuras noches,
lanzan hondos quejidos lastimeros
en las arcadas de los anchos bosques.
Yo no sé qué pesares espantosos
el corazón me roen,
y a un mismo tiempo el alma me engrandecen
y hacen que grite y me retuerza y llore.
Y, sin embargo, ante el alegre mundo
que mi mal no conoce,
río y me apropio la frialdad que ostentan
las estatuas de bronce.
Julio Flórez