XXXVI
Dicen que entre las tumbas del camposanto
suelen incorporarse los pobres muertos,
y a través de las grietas del calicanto,
ver con los ojos turbios, tristes y yertos,
si alguien llega a sus tumbas vertiendo llanto.
¡Ay!, cuántos esqueletos sus cuencas frías
pondrán tras de las grietas que hay en sus fosas,
y esperarán en vano, días... y días...
que alguien llegue y mitigue sus espantosas,
sus eternas y amargas melancolías.
Julio Flórez