XXIX
—Cóndor, huésped eterno de los Andes,
que andas en las cumbres de granito
y en la serena atmósfera te expandes:
yo conozco mejor el infinito
que tú, porque mis alas son más grandes.
—¡Calla, poeta! ¿Acaso no comprendes
que tu ambición es sueño de un segundo?
¿que si tus alas al espacio tiendes,
no acabas de subir cuando desciendes
a ensuciarte otra vez... mosca del mundo?
Julio Flórez