MARTA
III
Cuanto mi vista en derredor abarca,
mudo y deshecho está; y, en mi supremo
dolor, oír, entre las sombras, temo
su reproche... ¡y la risa de la Parca!
Muerte y Olvido, su indeleble marca
dejaron al pasar: en un extremo
del islote, se pudre el largo remo;
y, cerca de él, ¡disgrégase la barca!
¡La linda barca en que los dos a solas,
cruzábamos alegres, y sin miedo,
el agua mansa sin espumas ni olas!
y en que, al oído, le cantaba, quedo,
aquellas gemebundas barcaroles
que quisiera olvidar... ¡y que no puedo!
Julio Flórez