EL BOFETÓN
¡Oh, noche inolvidable! ¡Oh, noche mía,
en que sufrí gozando! ¡Oh noche bella!
¡Noche en que no faltó ninguna estrella
a nuestra cita de pasión! Vertía
un hálito nupcial de noche fría
sobre mi ardiente corazón, aquella
noche será inmortal. Estaba ella
sola conmigo en el balcón... —¡María!
¡Luz! ¡Alma! ¡Cielo! ¡Vida! ¡Idolatrada!
dije —¡y con rapidez vertiginosa,
la di un beso en la boca entrecerrada.
—¡No!... Clamó a un tiempo, esquiva y temblorosa.
Y sentí en mi mejilla avergonzada,
un flagelo de pétalos de rosa.
Julio Flórez