POR SIEMPRE
Como alumbra el relámpago la densa
obscuridad de la noche borrascosa,
tú, iluminaste la negrura inmensa
de esta alma triste, con la luz intensa
de tu pupila cándida y piadosa.
Pero, como el relámpago en el cielo,
huyó también la luz de tu pupila:
y hoy, otra vez, el mismo desconsuelo
reina en mi corazón, y en hondo duelo
mi espíritu, asombrado se aniquila.
Torna a mí, dulce y bien, y tu mirada,
pon de mis ojos en las noches frías
y no la apartes más... ¡oh, mi adorada!
para que con su luz eternizada,
por siempre alumbres las tinieblas mías.
Julio Flórez