ADIVINA
Hay entre las tinieblas de mi vida
dos astros luminosos,
que al ver rodar la sangre de mi herida
se ponen taciturnos y llorosos.
Y hay una roja flor en mi camino
que abre sus vivas hojas,
y la sonríe el vate peregrino
que pasa con su fardo de congojas.
¿Dices que no conoces de esos astros
ni siquiera el reflejo?
¿Qu'en mi senda, de aquella flor no hay rastros?
Pues nunca te has mirado en el espejo.
Julio Flórez