EL PRIMER PÉTALO
En un álbum
De hojas blancas y puras
perfumadas y tersas,
formado está este libro
lo mismo que el botón de una azucena.
Tú quieres que lo abra,
lo exiges... me lo ordenas;
pero... yo no soy brisa
ni soy rayo de sol, ¿qué importa? ¡espera!
¡El libro ya está abierto!
—¡ya es brillante azucena!—
una lágrima mía
lo abrió... ¿lo ves? ¡en su corola tiembla!
Julio Flórez