ESTATUA VIVA
Como un sol derretido, tu cabellera, en ondas
opulentas desciende por tu cuello y tu espalda:
cubre tus blancos hombros y se pierde en tu falda,
velando las turgencias de tus líneas redondas.
Bajo tu frente nívea, donde las hebras blondas
de tus rizos se encrespan con tintas de oro y gualda,
tu pupila llamea, como viva esmeralda,
aunque el parpado cierre y en su nácar las escondas.
Erecto y duro se alza tu palpitante seno,
rebosando perfumes y morbidez, y vida,
como un nido de garzas de suave calor lleno.
Y cuando estás desnuda, como rama florida,
sueltas tu cabellera, dorada como el heno,
para quedar entonces, si desnuda, vestida.
Julio Flórez