SEMBLANZA
Surge el rayo y la muda sombra argenta:
el rayo, ese fuete luminoso,
con que castiga el nubarrón medroso
al terrible corcel de la tormenta.
El trueno, entonces, con fragor revienta
y su voz penetrante de coloso,
se aleja por el cielo tenebroso,
alta, profunda, lamentable y lenta.
Es como el rayo mi dolor; latiga
el ciclón de mi espíritu implacable
y mis extrañas cóleras fustiga.
Mi grito es como el trueno formidable:
huye, cuando de mi alma se desliga,
alto, lento, profundo y lamentable.
Julio Flórez