CXXVIII
Ya no entonan los pardos ruiseñores,
en las selvas, sus cántigas sencillas;
marchitáronse ya todas las flores,
y están todas las hojas amarillas.
Ven, junta tu cabeza a mi cabeza,
y déjame llorar... huyó el estío
con su calor, se va con su tristeza
el otoño... ya sopla un viento frío!
Julio Flórez