LOS OJOS DE LOS PECES
A la orilla del mar la curva arena
y una hilera de peces muertos.
Como escudos después de la batalla.
Sin vestigio de asfixia ni aparente
putrefacción.
Joyas pulidas por el mar, sarcófagos,
encerraban su propia muerte.
Había un rasgo
fantasmal en aquellos peces:
ninguno tenía ojos.
Doble oquedad en sus cabezas.
Como si algo dijera que sus cuerpos
pueden ser de la tierra.
Pero los ojos son del mar.
Por ellos mira el mar.
Y cuando muere el pez en la arena
los ojos se evaporan, y al reflujo
recobra el mar lo que le pertenece.
José Emilio Pacheco