DESDE ENTONCES
Hubo una edad (siglos atrás, nadie lo recuerda)
en que estuvimos juntos meses enteros,
desde el amanecer hasta la medianoche.
Hablamos todo lo que había que hablar.
Hicimos todo lo que había que hacer.
Nos llenamos
de plenitudes y fracasos.
En poco tiempo
incineramos los contados días.
Se hizo imposible
sobrevivir a lo que unidos fuimos.
Y desde entonces la eternidad me dio un gastado vocabulario muy breve:
«ausencia», «olvido», «desamor», «lejanía».
Y nunca más, nunca más, nunca, nunca.
José Emilio Pacheco