CIUDAD MAYA COMIDA POR LA SELVA
De la gran ciudad maya sobreviven
arcos, desmanteladas construcciones, vencidas
por la ferocidad de la maleza.
En lo alto el cielo en que se ahogaron sus dioses.
Las ruinas tienen
el color de la arena. Parecen cuevas
ahondadas en las montañas que ya no existen.
De tanta vida que hubo aquí, de tanta
grandeza derrumbada, sólo perduran
las pasajeras flores que no cambian.
José Emilio Pacheco