JOSÉ ORTEGA Y GASSET CONTEMPLA EL VIENTO
Son estos unos pensamientos de El Escorial, durante una fiesta de Resurrección... Mientras que por materia entendemos lo inerte, buscamos con el concepto de espíritu el principio que triunfa de la materia, que la mueve y agita, que la informa y la transforma y en todo instante pugna contra su poder negativo, contra su trágica pasividad. Y, en efecto, hallamos en el viento una criatura que, con un mínimo de materia, posee un máximo de movilidad: su ser es su movirniento, su perpetuo sostenerse a sí mismo, trascender de sí mismo, derramarse más allá de sí mismo. No es casi cuerpo, es todo acción: su esencia es su inquienid. Y esto es de uno u otro modo, en definitiva, el espíritu: sobre la mole muerta del universo una inquietud y un temblor.
La vida en torno: Muerte y resurrección.
EL ESPECTADOR, II, 1917
El Escorial inerte.
El viento pugna
por quebrantar su trágica molicie.
Su ser es movimiento,
es su perpetuo
sostenerse a sí mismo,
derramarse
más allá de sí mismo.
No es casi cuerpo.
Su esencia es su inquietd.
Y esto de un modo u otro
es el espíritu.
Ortega piensa,
entrecierra los ojos.
Buenas frases
con su comndidad tan castellana,
el prodigioso idioma que un día fue,
como el latín, lengua imperial del mundo
(¿o metafisiqueos, suspirillos germánicos?)
El Escorial inerte.
El rey Felipe
convirtió el monasterio en su parrilla
y dejó que lo asaran los gusanos
—suerte mejor que disponer del mundo.
Molicie de la mole
o bien escoria
que es lo que deja tras de sí la historia.
Molicie de la historia,
una mole de escoria,
molicie de la escoria.
Ortega piensa.
Su esencia es su inquietud,
no es casi cuerpo.
La materia despliega sus poderes,
sin pausa se transforma
y se da forma.
Inventa el mundo en que medita Ortega,
materializa en letras tanta tinta
—suerte mejor que disponer del mundo.
José Emilio Pacheco