CAMPESINA
El guarda rural
ha muerto una silfa
en el robledal.
Cayó a los balines
cuando departía
con rubios jazmines.
El margen le brinda
azul, los tomeros
dicen que está linda.
Bajo fronda muda,
está con sus velos
que el aura desnuda.
En bella campiña
murió con sus sueños
y rosas de niña.
Cuando la copera
regaba el camino
de la adormidera.
Sobre obscura grama
se ve su semblante
color de retama.
Desde los jarales
la miran mastines
con sus ojos leales.
En sus rondinelas,
las divas del bosque
le cantan gacelas.
Fluctúa en la grana
tarde de los cuentos
la muerta pagana.
José María Eguren