LAS NAVES DE LA NOCHE
La bella de Asia
cuida en las noches
su adormidera roja y lacia.
Dulce le ríe,
dulce la espía
la hermosa de melancolía.
Al beso blando,
la flor extraña
fue lentamente despertando.
Y con ardores,
ágil se crispa
como un cobra, llena de amores.
Luego desciende,
y en los labios de la mimosa
deja su sangre venenosa.
José María Eguren