NORA
Así le canta a Nora
su triste abuela:
—En tu juego no sigas
por la dehesa;
que en su beleño
soñarás con el hombre
de torvo ceño.
El lugar no contemples
de los chaparros,
cuando por él discurren
los duendes gachos;
que en sus ficciones
te enseñarán sus tristes
cavilaciones.
Ni busques los derruidos,
añejos hornos;
a ocuparlos van siempre
los mustios gnomos,
cuyos acentos
te ceñirán de amargos
presentimientos.
Cuando beber ansíes
de fresca noria,
a buscarla comienza;
mas, nunca sola,
porque latidos
sentirás en el alma,
desconocidos.
José María Eguren