MARCHA NOBLE
Y las rubias vírgenes muertas,
del castillo ducal no lejos
y de las brumas en el fondo,
vertían sus celestes lágrimas.
Y con sus nacaradas manos,
en los musgos y setos buscan
las purpúreas florecillas,
y sollozan inconsolables.
Y modulando van sus sueños
los días de oro recuerdan,
y sus lindos ojos enluta
desolada visión de muerte.
Las beldades caminan dulces
sobre los marchitados musgos,
y florecillas de oro buscan
vertiendo sus celestes lágrimas.
José María Eguren