LAS SEÑAS
Del parterre en la roja banca
brilló con las dos Señas,
que de la tumba asiria, blanca
son vesperales dueñas.
Allí, sentada junto al quino,
se mira azul y muerta;
y el candor mago, bizantino
boga en la luz desierta.
De fronda triste me han llamado
¡dulce horror! las dos Señas;
y hay un peligro desolado
en las flores risueñas.
Abre antiguo betel su broche
que verde luz destella...
¡Ah, purpúrea, festiva noche,
te pasaré con ella!
José María Eguren