PEQUEÑO FUNERAL
Para ti y yo acabaron los diciembres
de viento frío y de alcoba sola.
Tu patria se ha ido lejos de mi patria
y tu boca no encaja ya en mi boca.
Nos agarró el Destino por los brazos
y no nos permitió la despedida.
Algún dios rencoroso partió en cuatro
pedazos nuestras últimas caricias.
No podremos volver a tomar juntos
el desayuno, en platos hermanados,
nuestras piernas en cruz bajo la mesa.
Nuestras manos no son ya nuestras manos.
Se nos ha muerto —como un buen amigo—
en la sala del alma, el entusiasmo.
Jorge Debravo