DE REPENTE NO HAY PÁJAROS
De repente no hay pájaros.
Desde un boquete gris del duermevela escucho
el sigilo del aire, el cóncavo
baldío del no canto.
¿Dónde habla
la vida, con qué equivocaciones
enmudecen sin más
los insectos, los árboles, las fuentes?
Contemplo ese magnífico
instrumental de la naturaleza,
los sonidos no audibles hacinados
en la parasitaria cerrazón del paisaje.
Ya no soy más que ese silencio
generado en el hueco de un despertar sin pájaros.
José Manuel Caballero Bonald