DE LOS PELIGROS EPISTOLARES
No leas esta carta que te estoy escribiendo,
no la leas si puedes, criatura taciturna,
está llena de furias e infortunios,
está llena de deudas con los incorregibles
burdeles de la historia
y de una belicosa caterva de improperios
contra ti, contra mí, contra la fauna
de los siempre obedientes,
de los que nunca se equivocan, esos abominables
precursores de nada que peroran
en los arengatorios de la mediocridad.
No leas esta carta si es que puedes,
sólo la escribo a modo de coartada
para no desertar.
Soy aquel que no quiso
recurrir al recurso del silencio
cuando ya no quedaban palabras por aquí.
José Manuel Caballero Bonald