SONETO
Ya veis cuál viene, amantes, mi pastora
de bulliciosos céfiros cercada,
la rubia trenza suelta, y adornada
por sacras manos de la misma Flora.
Ya veis su blanco rostro que enamora
su vista alegre y sonreír que agrada
su hermoso pecho, celestial morada
del corazón a quien el mío adora.
Oís su voz, y el halagüeño acento;
y al ver y oír que sólo a mí me quiere,
con envidia miráis la suerte mía.
Mas si vierais el mísero tormento
con que mil veces su rigor me hiere,
la envidia en compasión se trocaría.
Dalmiro. José Cadalso
Versión de la Biblioteca Virtual Cervantes (cervantesvirtual.com).