POEMA DE LA ESTRELLA REINTEGRADA
«Había una vez una estrella
que se murió de puro miedo,
las golondrinas la encontraron,
las margaritas la entreabrieron,
y fue una fiesta en el rocío,
cuando ascendió cantando un verso,
todos los ríos la besaron,
odas las albas la siguieron...»
Eso me dijo la mañana
que se internó por mi sendero,
lo repitió la tarde blanca,
y entre la noche danza en ecos.
Yo sé la historia de esa estrella...
Su caída breve fue en mi pecho.
(Por poco el mar enluta todo
con el color de un sueño muerto).
Pero ya hay fuentes por mi alma,
para mi barco hay pasajeros,1
vuelan gaviotas sobre mi alma,
y hasta en mis ojos hay veleros.
Amo el dolor que se me escapa
por donde viene mi gran sueño...
Uno me eleva para el alma,
otro me salva para el tiempo.
¡Dolor y amor! De las estrellas,
juntos bajaron a mi encuentro.
Dos horizontes apretados
que se me funden alma adentro...
«Había una vez una estrella»...
¡Que inmenso es ser el creerse muerto!
Julia de Burgos
Otra versión trae este verso:
para mi barco hay marineros,