ELEGÍA NOCTURNA
Quién nos hubiera dicho que todo acabaría,
como acaba en la sombra la claridad del día.
Fuiste como la lluvia cayendo sobre un río,
para que fuera tuyo todo lo que era mío.
Fuiste como una lámpara que se encendió en mi vida;
yo la soplé de pronto, pero siguió encendida.
Fuiste un río ilusorio, cantando en un desierto;
y floreció la arena como si fuera cierto.
Mi amor fue una gaviota que construyó su nido,
en lo alto de un mástil; ahora el buque se ha ido.
Ahora me envuelve un hosco silencio de campana,
donde sólo resuena tu campana lejana.
Como un surco amargo que se negara al trigo,
ahora mi alma no sueña, por no soñar contigo.
José Ángel Buesa