Cantar de Mío Cid. Folio 46v
ricos vuelven a Castilla los que a las bodas llegaron.
Ya todos aquellos huéspedes de Valencia van marchando,
despídense de Ruy Díaz, Mío Cid el bienhadado,
despídense de las damas y de todos los hidalgos,
muy satisfechos se marchan del Cid y de sus vasallos.
Agradecidos hablaban de lo bien que les trataron.
También están muy alegres don Diego y don Fernando,
los infantes de Carrión, hijos del conde Gonzalo.
Ya han regresado a Castilla los huéspedes invitados,
Mío Cid y sus dos yernos en Valencia se han quedado.
Allí moran los infantes muy cerca de los dos años,
en Valencia todo el mundo hacíales agasajos.
Muy contento estaba el Cid, muy contentos sus vasallos.
Ojalá quiera la Virgen María y el Padre Santo
que salgan bien estas bodas al que así las ha casado.
Las coplas de este cantar aquí se van acabando.
Que Dios creador os valga y con Él todos sus santos.
FIN DEL CANTAR SEGUNDO
CANTAR TERCERO
La afrenta de Corpes
112
Suéltase el león del Cid.
Miedo de los infantes de Carrión.
El Cid amansa al león.
Vergüenza de los infantes.
Estaba el Cid con los suyos en Valencia la mayor
y con él ambos sus yernos, los infantes de Carrión.
Acostado en un escaño dormía el Campeador,
ahora veréis qué sorpresa mala les aconteció.
De su jaula se ha escapado, y andaba suelto el león,
al saberlo por la corte un gran espanto cundió.
Embrazan sus mantos las gentes del Campeador
y rodean el escaño protegiendo a su señor.
Anónimo, copista Per Abbat
Versificación moderna de Pedro Salinas