TRADUCCIÓN DE JOSÉ-MARIA DE HEREDIA
A UNA CIUDAD MUERTA
¡Ciudad que fuiste reina del mar! Vagan ligeros
Y en paz los tiburones en tu tranquila rada,
Donde las nubes tienden su sombra prolongada,
Y que vio los antiguos galeones iberos.
Desde Drake y los días de infieles bucaneros
Tu muralla de siglos se arruina abandonada,
Y cual collar sombrío, de grandeza pasada,
Aun de Pointis las balas muestran los agujeros.
Entre la mar y el cielo que abrasa tu bahía,
Bajo el sol de un monótono y ardiente medio día,
Con los Conquistadores sueñas amodorrada;
Y en el enervamiento de noches placenteras,
Te duermes, arrullando tu gloria ya borrada,
Bajo palmas, al lento rumor de las palmeras.
Ismael Enrique Arciniegas