TRADUCCIÓN DE JOSÉ-MARIA DE HEREDIA
LOS PASTORES
Ven, la senda se pierde por el Cileno, encanto
del risueño paisaje. Mira el antro y la fuente.
Allí en dormir él goza, en aromado ambiente,
a la sombra del pino donde su aliento es canto.
La oveja de ubre llena ata a ese tronco en tan
Antes de un mes darale, con su cría inocente,
a su sed, leche fresca, queso que lo alimente,
y le hilaran las Ninfas su luna para un manto.
¡Oh Pan! Senos propicio; siempre apártanos daños,
de los montes de Arcadia guardián de los rebaños.
Te invoco..., me oye. El árbol tiembla y rumor exhala.
¡Partamos! El sol se hunde tras la radiante altura.
Siempre a un altar de mármol el don del pobre iguala,
si la ofrenda a los Dioses sube de un alma pura.
Ismael Enrique Arciniegas