TRADUCCIÓN DE JOSÉ-MARIA DE HEREDIA
ESFINGE
Bajo zarzas tupidas, del Citerón al lado,
Se abre la roca, abrigo donde erguida fulgura
Con sus ojos de oro y su altiva hermosura
La Virgen de alas de águila, y que nadie ha tocado.
En el umbral detúvose el Hombre, deslumbrado,
—¿Cuál es la sombra que hace mi mansión más oscura?
—El amor. —¿Dios acaso? —Soy el Héroe. —Segura
Tendrás la muerte, si entras. —Pues entro, ese es mi hado.
Domó Belerofonte a la Quimera loca;
—¡Huye! —Los labios míos hacen temblar tu boca,
—¡Ven, pues! Entre mis brazos se romperán tus huesos,
Y en tu carne mis uñas. —¡No importa tu servicia,
Si conquisté la gloria y arrebaté tus besos!
—Tu triunfo será vano: morirás... —Oh delicia.
Ismael Enrique Arciniegas