EN LA SOMBRA
I
En las noches de insomnio, cuando el viento
Se oye en los corredores cual gemido,
Y, agrandado en la sombra, todo ruido
Llega a la oscuridad del aposento,
Con qué amargura viene al pensamiento,
A torturarlo, cuanto se ha perdido,
Y cuanto «pudo ser y que no ha sido»
Por propia cobardía o desaliento!...
Entonces, con la frente pensativa,
Vemos que los recuerdos van pasando,
Y nos arrancan lágrima furtiva;
Y son cual los cantares campesinos
Que oímos por la noche, suspirando,
En la gran soledad de los caminos.
II
Y seguimos pensando en el mañana,
Tal vez sobre arrasada primavera,
En el azul de la ilusión primera
Que la vida borró cual sombra vana;
En los ensueños de la edad lejana
Que brillan ya con claridad postrera,
Y en la amargura de una larga espera
¡Para encontrar cerrada la ventana!
Y entre la soledad aterradora
Que en torno de nosotros se ennegrece,
Pensamos: «¡cuándo asomará la
aurora!»...
Y entonces, de terror sobrecogidos,
¡Cómo en la sombra el alma se estremece
Con el recuerdo de los tiempos idos!
Ismael Enrique Arciniegas