CROMO VESPERTINO
En alto risco de la oscura falda
Al viento un árbol su ramaje inclina,
Y el campo, entre la calma vespertina,
Tiene un verde sombrío de esmeralda.
Brilla ancha ceja de zafiro y gualda
En el poniente, sobre gris neblina,
Y el sol, para morir, más se ilumina,
Y en rojos arreboles se enguirnalda.
Desde el río, al rumor de la floresta,
Subiendo van, de campesina fiesta
Cantos alegres y animadas voces;
Y al resplandor del cielo, azul y puro,
Se ven brillar entre el trigal maduro,
Como vivos relámpagos, las hoces.
Ismael Enrique Arciniegas