EN LA CALLE
La calle sola, plácido el ambiente...
Un piano suena, y vibra con tristeza;
Y al compás de la música doliente
Mi pensamiento a divagar empieza.
¿Quién arranca esos ritmos que así gimen?
¿Qué alma en el mundo sin amor perdida
Vierte esas notas trémulas que exprimen
El dolor y el cansancio de la vida?
Y sigue divagando el pensamiento...
Y de la luna al moribundo brillo,
En alta roca donde silba el viento,
Miro las torres de ojival castillo.
Temblando llego al levadizo puente;
Dormitan en la sombra los arqueros,
Y del cielo en la bóveda luciente
Parpadean los pálidos luceros.
¡Oh edad lejana que en mis sueños lloro,
¿En dónde está mi negro ferreruelo,
Mi alto calzón y mis espuelas de oro,
Y mi jubón de suave terciopelo?
¿En dónde está la hermosa castellana?
¿En dónde está la soñadora rubia,
Que la escala no prende en la ventana,
Como en las noches de tristeza y lluvia?
Tiempo hace ya que tu presencia aguardo
Y la angustia en mi pecho se dilata;
Despierta ya que mi laúd de bardo
Quiere entonar la alegre serenata.
La última nota lánguida fenece,
Y de la luna al moribundo brillo,
En el lejano azul se desvanece
La sombría silueta del castillo.
Ismael Enrique Arciniegas