A UNA ESTATUA
Detrás de mirada reposante
y del gesto de línea humanizadad
palpitan nueve muertes esperando
el descenso del sol.
El cuerpo de cristal será violado
para que brote sangre y agua muerta
y en la boca de pura arquitectura
renacerán la herida y el dolor.
No respires eterno, condenada
estatua de cristal, de sol y carne,
por tus venas el tiempo va sembrando
el origen del fim.
Homero Icaza Sánchez