NOSTALGIA DE LAS HIJAS LEJANAS
Sábado. Todos los anocheceres son este anochecer.
El perro duerme en el descanso de la escalera.
La gata se ovilla en el canasto de mimbre de la ropa sucia.
Al ponerse el sol he cerrado las cortinas.
Un silencio de piso lavado se ha hecho en el cuarto,
como si nadie estuviera aquí, ni yo mismo.
¿Soy nadie? ¿El reflejo en el espejo es nadie?
El periódico de hoy parece que trae
noticias de hace mil años, descomponiéndose
ya el mundo en un pedazo de materia orgánica.
Mas si doblo el periódico los rostros dejan de gritar.
Mis ojos ya no mirarán distancias vacías.
Abro la puerta de la casa sin saber por qué.
No me dan ganas de salir. Ni de entrar.
Siento nostalgia de las hijas lejanas.
Homero Aridjis