SOBRE ÁNGELES
II
Cada ángel tiene el color,
el tamaño y la edad del hombre
(o la mujer) que está guardando.
Así el ángel se adapta a su acompañante.
Así los demás no perciben su presencia.
Sólo se ha sabido del caso de un ángel
que continuó andando después
que su custodiado murió en la calle,
y del caso de otro ángel
que no participó en un crimen,
que mantuvo la mano ajena
cuando el homicida descargó la puñalada;
y de un ángel que al amanecer
se encontró sentado en una silla,
mientras la mujer que protegía
pasaba la noche haciendo el amor.
Homero Aridjis