EL AMOR Y LOS ASTROS
Si me voy con R perderé a T, pues la dirección por la que
va R es opuesta a la que sigue T, y al paso de los días y de los
meses no sueño, ni por asomo, hallar en el camino a T; ya que
los lugares que frecuentaremos y las gentes que veremos no
conocerán a T.
Por lo que, cruzándonos ahora R y yo, la distancia que
alcanzaremos, al no converger en estos días, será
inmensa, dirigiéndonos a puntos bien distintos uno de otro, como
esos astros que se cruzan una vez en el espacio y quedan unas semanas
frente a frente, atrayéndose, pero sin lograr retenerse
prosiguen su camino hasta perderse en la noche, en una
separación, que a través de los años será
verdaderamente de años-luz.
Ah, pero si hubiera un lugar donde nos conciliáramos R, T y yo,
sin que la preferencia por una excluyera a la otra, coincidiendo en un
cuerpo único, donde todos los seres están reunidos en un
solo infinito amor.
Homero Aridjis