Tus ojos de Circe y mariposas yertas
miran el sitio y el cuerpo
donde oscureces
La noche sobre la ciudad
se eleva con elementos de tu descendimiento
Tus brazos son cuerdas flojas
tu cuello seres que se inclinan
Un demonio se encarna en el amante
sitúa leves infiernos en tu alcoba
Lo invicta de ti nadie lo conoce
Eres como la luz que asciende por el día
con ojos maravillados apagando mi sombra
Homero Aridjis