NIHIL
Es ésta la doliente y escuálida figura
de un ser que hizo en treinta años mayores desatinos
que el mismo don Alonso Quijano, sin molinos
de viento, ni batanes, ni bachiller, ni cura.
Que por huir del vulgo, corrió tras la aventura
del ideal, y avaro lector de pergaminos,
dedujo de lo estéril de todos los destinos
humanos, el horóscopo de su mala ventura
Mezclando con sus sueños el rey de los metales,
halló combinaciones tristes, originales
—inútiles al sino del alma desolada—.
Nauta de todo cielo, buzo de todo océano,
como el fakir idiota de un oriente lejano,
sólo repite ahora una palabra: ¡Nada!
Guillermo Valencia