A ERASMO DE ROTTERDAM
“Pintó Hans Holbein”, dice la envejecida tela
que a cierta ciudad muerta me fui a buscar un día,
por ver ¡oh padre Erasmo! la búdica ironía
que de tu boca fluye, que tu desdén revela.
Si tú del polvo alzaste la derribada Escuela
porque a regir tornase la helénica armonía,
¿cómo en la mustia boca de la melancolía
tus labios aprendieron ese reír que hiela?
Enfermo que en mí fijas tus ojos de fantasma:
el frío de tu estéril desilusión me pasma;
atas mi ser y domas, ascética figura
que vas entre los mártires de mi martirologio,
y vuela con tu nombre la voz de mi eucologio,
¡oh cuerdo que tu elogio le diste a la Locura!
Guillermo Valencia