PUERTA OBSTINADA
Si vosotros sabéis lo que es la noche,
os ruego que entendáis mi oscuridad.
I
¡Ay, cómo me hieres, puerta!
No por puerta, por abierta.
Cuando te voy a cruzar
siento mi ser palpitar
por una angustia escondida,
pues aunque miro salida,
temo el sendero extraviar.
No me acobarda pasar
bajo el umbral misterioso,
antes, con incierto gozo,
quiero a la meta llegar.
Tu hueco me ha de indicar
fatalmente mi destino,
porque eres, puerta, camino
abierto a la eternidad.
Guadalupe Amor