DESCONOCIDOS
Para que el cuerpo oscuro comprendiera
cómo fulge el espíritu, elevé
sobre las sienes espiral altísima.
Y les dije a mis plantas: ¡ascended!
Y para que la mente no ignorara
cómo sufre la carne, un foso abrí.
Y le dije a mi espíritu: ¡desciende!
¡La materia y su angustia están ahí!
No fue jamás el cuerpo hacia las cimas.
El espíritu nunca descenció.
Dos hermanos. ¡El rostro no se vieron!
¡Y el infierno bramaba entre los dos!
Germán Pardo García