DE TIERRA Y CIELO
VII
Tú, explorador del Tiempo y sus clausuras;
espíritu iniciado que navegas
hacia la Eternidad, de la que llegas
con rastros de terribles quemaduras.
Tú, el inventor de lánguidas figuras:
¡Ya no regreses! ¡Fúndate en las ciegas
catástrofes de un orbe al que despliegas
las páginas estériles y oscuras!
¡Vuélvete luz y endemoniada estrella!
Mejor incinerar, ser la centella
de algo sin fin, que atravesar los huertos
de la Tierra y sus valles radiactivos,
y contemplar la cara de los vivos
reflejando los rostros de los muertos!
Germán Pardo García